jueves, 21 de junio de 2007

NADA QUE VER. IMPRESIONES.

Lo había olvidado. Olvidó que no le gusta la rutina, ni los toros ni el charol; ni el “su turno”, ni las rubias de bote; ni el domingo con paella, ni en tu casa o en la mía, ni el gesto cuarentón de lunes por la mañana, ni caer bien al adversario;
Había olvidado que las noches siempre aparecen para leer y pensar y escribir y seguir y seguir y seguir.

¡Los hombrecillos verdes del pasillo no se van a dormir!.

El día que no supo qué hacer por la mañana se sentó al sol y se le ocurrió que no había nacido para sufrir. Desde siempre lo que más le importa es “estar a gusto”, pero bien fuerte: “ESTAAAAAAAAARRR A GUSTO”, como situación, como profesión, COMO CONDICIÓN!.
Mañanear, disfrutar un desayuno, andar a contracorriente, ir despacio y al revés, reírse y ser muy borde, protestar y saber que exagera, que no era para tanto…que es fácil jugar. Que es fácil jugar…
La mayor parte del tiempo su mundo es verde, verde y húmedo; se las apaña, se hace sitio con los codos y encuentra su hueco en la paja.

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