viernes, 8 de marzo de 2019

Epitafios

Supones, vil, que no alcanzaremos transgresión alguna; aseveras, orgulloso, que la habilidad genética nos supo fintar y rehuir y que las destrezas educacionales jamás nos serán propias, ni ajenas te respondemos, demuéstralas en ti, manifiéstalas para ser considerado.
Los niveles mercantilizados se erigen apuntalados en secreciones, y lo asumimos, y lo ignoramos, y lo despreciamos, por que a ti te despreciamos, en tu doble moral, en tus reglas del juego; qué obtengo con tu reconocimiento, mantente ajeno a los realistas viscerales, parapétate en tus excreciones, disfruta del peculio que soterró valores y principios.
Ignóranos, como en tu día desechaste a otros cuantos; otros a los que sólo permitiste participar en tu retozo una vez extintos, otros que tan sólo frente a las jambas y el dintel de la inmediatez póstuma fueron, a su pesar, rescatados. Hasta uno de ellos, sabio y aun así ignorado hasta su muerte, fluye, meandroso, el presente afluente.
Arturo Belano, sobreviviente a su autor

Sin título 3

Sólo el matorral, traidor, supo romper tu equilibrio;
insaciable planicie, frustración de topógrafos,
quebrantada por usos de funcionalidad contemporánea
de quien vulnera, impío, mediante adobes y acequias.
Descartas la amabilidad cromática resucitando gamas;
delatas curtidas, erosionadas, complexiones estrógenas
acariciadas, asintóticamente, por cielorrasos leptocúrticos,
por cúpulas, al filo, copulativas.
Angélica Font

Sin título 5

SArao improvisado a colación de la mercantilización del arte contemporáNEO (expresión ambigua de originalidades, habilidades y esfuerzos temporales), NEÓfitos convencidos y escépticos incorrupTOS (austeridad enraizada, humildad atávica, madrugadas bajo cero curtiendo formas de entender la vida), TOSidos como respuesta a las irritaciones nerviosas, pero no respiratoRIAS (paroxismos alcanzados frente a precios que no valores, nunca valores), RÍASe la genTE (opine, juzgue, valore, evalúe).
TEcnólogos de andar por caSAludándose dignos protocolariamenTEmiendo ser descubiertos en su, la nuestra, ignorancia renegaDAdas nuestras limitaciones impuestas genética y educacionalmenTElegrafiando, los artistas, los mecenas, los curiosos, los comisarios, los catalogadoRESignadas, reprimidas y cohibidas miradas a zonas próximas a la sensibilidad gonadal erógeNAtural, fisiológica, pero con fines materiaLESo delito el suyo.
Desconfianza (la mía (con la empiria), la nuestra (en base al saber (ese que transmitimos como con nosotros se hizo)), la suya (por ser descubiertos en su engaño)) de quien (siendo (con intenciones flagrantes (caudales, lustro, argenta) y sin aval (el que nos quieren hacer ver que poseen)) árbitro) mide, cuantifica, pondera, etiqueta, valora ( mediante (y al servicio (oculto (como ciertas intenciones)) del mercado (libre (como no lo somos (ni seremos) nosotros (mientras se enquisten sistemas y estructuras (acaparadoras, unipensantes)))))), sirviéndose de unidades monetarias (burdamente basadas en confianzas (han perdido la mía) del damnificado por su uso (en su caso sin disfrute)), el valor de los intangibles.
Lisandro Morales

Sin título 6

Y por qué no;
quién ajeno a sentimientos
se considera con la superioridad ética
de restringir la atracción elemental,
de limitar el impulso inductivo,
de coartar aquello que llega a ser
una necesidad.
Luis Apolodoro Carrascal

Sin título 7

Blasfemia,
suerte instrumental de actualización de impotencias;
la elevo.
Impotencia,
contrariedad en desmesura frustrante;
me cubre.
Frustración,
fracaso desmerecido, locus de control interno dominante;
nos define.
Dominio,
extendido hasta alcances sensoriales;
el perdido.
Sentidos,
aperos telúricos de interacción universal;
en proceso de atenuación.
Universo,
sonrisas, guiños, roces, locuciones, aromas;
¿irrecuperable?
Violante Landeiro

Sin título 7. Desconstrucción

Cuando supo intuir el momento de despedirse, mentón desprendido, contemplación asintótica, moral desahuciada, recurrió, envalentonado, a la blasfemia, afrenta primaria, basta, soez; qué emplear sino, gritó sofocado, víctima de su propio arresto, de sus osadías, cómo alejarme indolente sin presentar recurso verbal alguno, sin proclamar justas alegaciones de improcedencia, suerte, aun disimuladas, de fatuas pataletas; corolarios, ocultos tras el morboso instrumental, sobre anhelos abortados, para mañanas depuestas en jactancia; arrojados cefalorraquídea, sináptica y neuronalmente como continuas y cadentes actualizaciones de resistencia, sacrificados como contingentes de defensa ante hordas de inexorable implementación, asoladoras, dichosas con sus maltraídas impunidades, de inmunidades en depresión, golpeadas por infecundas impotencias. Elaboró el anatema, zafio, improcedente, moldeándolo al gusto, y, con la pícara mueca con la que siempre anunciaba el sarcasmo y la provocación, elevó su voz, traducida en honda acústica y, ante el desconcierto de la horda atacada, endosó una tumultuosa “la concha de tu madre”, manumisora.
Blasfemia,
suerte instrumental de actualización de impotencias;
la elevo.
Cuando supo intuir el momento de despedirse recurrió, envalentonado, a la afrenta; qué emplear sino, gritó sofocado, cómo alejarme indolente sin presentar recurso verbal alguno, sin proclamar justas alegaciones de improcedencia. Elaboró el anatema y, con la pícara mueca con que siempre anunciaba el sarcasmo y la provocación, ante el desconcierto de la horda atacada, endosó una tumultuosa “la concha de tu…”.
Mentón desprendido,
contemplación asintótica,
moral desahuciada,
primaria, basta, soez;
víctima de su propio arresto,
de sus osadías,
aun disimuladas,
de fatuas pataletas.
Corolarios,
ocultos tras el morboso,
sobre anhelos abortados,
para mañanas puestas en jactancia;
arrojados cefalorraquídea, sináptica y
neuronalmente,
como continuas y cadentes
¡es de resistencia!
Sacrificados
como contingentes de defensa
ante hordas;
inexorable implementación,
asoladoras,
dichosas con sus maltraídas impunidades,
de inmunidades en depresión,
golpeadas por infecundas.
zafio,
improcedente,
moldeándolo al gusto;
su voz,
traducida en honda acústica
y madre manumisora.

Violante Landeiro

Sin título 8

Si todo es tiempo,
Simple variabilidad espacio temporal del contexto,
coste de oportunidad,
por qué lo irrelevante.
Horas en desperdicio,
semanas al son litúrgico de lo impuesto,
lastres a la realización, al deseo.
Imposturas de inercia

Ciudades 1

A su alrededor, hostilidad;
La turbamulta, densa composición de aturdidos apéndices, deshumanizada, poseída por órdenes sistémicas, susceptible, desbordante en angustia, de paso célere, atropellado, mirada huidiza, gesto displicente e indiferencia al individuo.
Individuo… ¿Qué será aquí del individuo?
Los procedimientos de traslación, ralentizados, desbordados, masificados, claustrofóbicos, de higiene dudosa y ergonomía desdibujada, de punzante y anacrónica propaganda e incertidumbre en la planificación de tiempos y destinos.
Destino… ¿Quién cree aquí en el destino?
La climatología artificiosa, inflamada, transpiradora, dependiente de fluctuantes y extremas tecnologías de acondicionamiento, polucionada, seca, irrespirable, ajena a rayos benignos, frescas madrugadas y lluvias manumisoras.
Lluvia… ¿Qué sabrán aquí de la lluvia?
Las complexiones urbanas, de estructuras caóticas peraltadas para enfocar falsos escenarios, coartadas encubridoras de arrabales postmodernos, atrezzos del reclamo oneroso, embustes de inasequibles bienestares.
Bienestar … ¿Dónde olvidarían aquí el bienestar?
Los fragores perpetuados, transgresores de umbrales auditivos, alientos a la voz alzada para dejarse oír, decibelios feroces como única vía comunicativa alentados por la convención, el bramido elevado sobre el susurro.
Susurro… ¿Cuándo se emitiría aquí el último susurro?
A su alrededor, hostilidad.

Sin título 9

Bajas la guardia,
civil, real, costera,
fetiche desdibujado por el descrédito,
endeble muro de contención frente a la injerencia
-sinergia estimulada por interacciones sistémicas –;
y lo publicas, cual panegírico, en apología,
en virtud de confianzas
que nunca debieron haber lugar.

Y descubres flancos e intersticios,
ranuras y estrías, por donde penetra el vacío
como se dice que hacen los podencos por sus predios;
ante la evidencia de lo irrenovable del usufructo,
-cual precoz talud sometido a la horizontalidad-
de la fugacidad del rédito
alcanzado en inesperado plusvalor,
mero apero atesorado en el acervo vital.

Sosias estajanovista de su complemento la tristeza,
el vacío, insensible a descargas y alegatos,
nace -mutagénico, carcinógeno, neoplásico,
ionizante de colonias celulares,
invasor de tejidos y segregaciones-
como indigno restaurador
de la inflexible tendencia
que un ingenuo ciclo quiso astillar.

Cuándo desaparecen, desfigurados en su póstuma resaca de frugalidad, los deleites.

Por qué esconde, en su original condición de irrecuperabilidad, su tristeza la felicidad.

Versos convalecientes I

Descúbrase quien, osado,
cree aportar más que la inercia
ante el umbral.
Abundando en el aprovechamiento
de las condiciones de nuestro cómodo
y egoísta zaguán;
indiferentes a jambas y dinteles amenazantes,
nos descubrimos, lánguidos, impertinentes,
frente a quien manosea los hilos.
Espantajos cursando doctorados en ventriloquia,
títeres envalentonados
afinando discursos kafkianos
frente a academias de marioneteros,
promotores de ínfulas,
presuntores recalcitrantes,
insensatos educadores
de vanidades, engreimientos e insolencias.

Versos Convalecientes 3

Me distingo escondido en la derrota,
hermética hazaña de supervivencia
cristalizada en lustres y parabienes.
Frugales tulipas de disimulo
de deformados pauperismos.

Contabilizo,
[Esfera engarzada en ábaco
Cuenta ensartada en rosario
Cráneo enhebrado en pértiga
Carácter desdibujado en directorio
Muesca en puntal
Cincelado en friso
Cabellera en tipi
Grabado en palimpsesto]

ilusiones depuestas sin investirse,
esperanzas victimas de la red vial.
Y tiro porque me toca
hasta completar enciclopedias.

Quise ofender al geoglifo,
en flagrante señal de desahucio,
áglota ante discurso en volapuk;
sin saber postular a caballo alado
engendrado tras decesos de gorgonas.
Injusticias fraternales de inmortalidad.
Incontestable Perseo.
Benno Von Archimboldi

Una nota apresurada

Has llamado al timbre y sé que piensas matarme; también sé que esta nota recién pasada por debajo de la puerta no conseguirá disuadirte de tus intenciones, por eso me he armado de valor y sólo trato de ganar tiempo para que mientras fuerzas la cerradura y entras en la casa, empuñando el cuchillo y resuelto a clavarlo, veas con tus ojos, ahora, cómo pendo colgada de la lámpara mientras el vaivén todavía brusco de mi cuerpo, como un ritual, empuja tu cena hacia la boca y te obliga a vomitarla, en tanto eres presa de un ataque de pánico y echas a correr calle abajo, porque tú nunca has visto un muerto y jamás tendrías valor, imbécil, de matar a tu esposa.

martes, 26 de junio de 2007

Las palabras a rodar.

Ha descubierto que la curiosidad no se le acaba; que en cada momento hay un propósito y al momento siguiente cambiamos de propósito (como Picasso!); que su salida al universo se abre por cualquier puerto y que le caen fatal los “propensos a la elaboración de etiquetas”; que le gusta inventar historias y leerlas, y que no hay que buscar lejos.

Pero que lejos también está bien.

Algunos “adioses” o “hastaprontos” no se piensan con el cerebro, que es un pensador experto en pensar…se piensan con todo el cuerpo y con la sangre. Me quedo con esos, ¿Y tú?.

Nos quedamos con los que piensan con la caña de los huesos, con los que saben volar!; con los que no se atienen a término medio; con los ilógicos, los no clasificados, los despistadores de huellas, los que no te pasan lista y renuncian a encasillarte.

Las palabras suenan. Sobrao o Careto suenan a toro bravo; Azabache a pura sangre; Serafín a tío del pueblo y Brenda a putón verbenero. Y a él Lisboa le suena lejos. Le deja la retina parda, así que hay que sacar el instinto y echarse a nadar. Se le da bien bracear para mantenerse a flote!..(decían todos ya cuando era un enano)

Y como los críos: cosquillas en la barriga… que vienen las vacaciones..que vienen!..

jueves, 21 de junio de 2007

NADA QUE VER. IMPRESIONES.

Lo había olvidado. Olvidó que no le gusta la rutina, ni los toros ni el charol; ni el “su turno”, ni las rubias de bote; ni el domingo con paella, ni en tu casa o en la mía, ni el gesto cuarentón de lunes por la mañana, ni caer bien al adversario;
Había olvidado que las noches siempre aparecen para leer y pensar y escribir y seguir y seguir y seguir.

¡Los hombrecillos verdes del pasillo no se van a dormir!.

El día que no supo qué hacer por la mañana se sentó al sol y se le ocurrió que no había nacido para sufrir. Desde siempre lo que más le importa es “estar a gusto”, pero bien fuerte: “ESTAAAAAAAAARRR A GUSTO”, como situación, como profesión, COMO CONDICIÓN!.
Mañanear, disfrutar un desayuno, andar a contracorriente, ir despacio y al revés, reírse y ser muy borde, protestar y saber que exagera, que no era para tanto…que es fácil jugar. Que es fácil jugar…
La mayor parte del tiempo su mundo es verde, verde y húmedo; se las apaña, se hace sitio con los codos y encuentra su hueco en la paja.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Me voy a tomar una cerveza
y no me acuerdo de ti
Estoy horas trabajando
y en mi mente no estás presente.
Leo, hablo, rio y bailo
y no pienso en ti.
Te veo, me das un beso,
me mojo bajo la lluvía
y me estrujo la cabeza
para no mojar mis cosas
Y llega este día
en que me meto en tu cama
huelo tu almohada
y me abrazo a tu pijama
y entonces, ignorante, me doy cuenta
que mientras vivo mi vida
no hago otra cosa
más que echarte de menos...